Paradores de Turismo y el fomento de la cocina regional

Hoy voy a hablar de lo que considero un referente en el turismo y la gastronomía en España desde hace más de 80 años: los Paradores de Turismo.

El Parador de Gredos, origen de lo que posteriormente se convertiría en la Red de Paradores de España, fué inaugurado en 1928 por Alfonso XIII. Posteriormente se sucedería el acondicionamiento de edificios con un alto valor histórico-artístico, ubicados en entornos de gran valor paisajístico.

A lo largo de todo este tiempo, y hasta llegar a los 93 Paradores que componen actualmente la red, se han ido adaptando a una demanda cada día más exigente, que valoraba y valora enormemente la gastronomía del entorno donde se aloja.

En este sentido, y para dar respuesta a esta demanda, Paradores se ha convertido con el paso del tiempo en un referente del Turismo Gastronómico en España, mucho antes de que ni siquiera se hablara de propuestas dirigidas a los turistas cuyo motivo principal de viaje es la gastronomía.

Con todo ese bagaje a sus espaldas, en el año 2006 se crean los Paradores Escuela, destinados a poner en valor todo el conocimiento que en turismo y gastronomía atesora la propia Red de Paradores.

Junto a esta iniciativa, y de manera permanente, se desarrollan propuestas que promocionan la cocina regional de los distintos destinos turísticos donde se ubican los Paradores, como por ejemplo «Sabores de Ávila» o los menús de verano que se pueden disfrutar estos meses.

También fomentan el Turismo enológico a través de rutas específicas como la ruta de los vinos de Ribera del Duero, Rueda y Toro y Rioja y Navarra.

Otro aspecto que siempre me ha parecido interesante de su propuesta es el diseño de ofertas gastronómicas que contemplan necesidades específicas de determinados colectivos, como niños, celíacos, diabéticos, etc.

Si preguntáramos a las personas que se han alojado en varios Paradores con cuál de ellos se quedaría, seguro que habría diversidad de opiniones, porque el que más y el que menos tiene un atractivo que lo hace diferente.

Yo, particularmente, tengo un excelente recuerdo de una visita que hice al Parador de Toledo, desde donde se observa una panorámica espectacular de la ciudad. Todo un lujo poder desayunar contemplando una imagen que más bien parece una postal de la ciudad de las tres culturas.

Foto: Flickrcc