Formación Profesional Básica: Todo un reto!!

El Ciclo de Formación Profesional Básica (en breve Grado Básico) es la etapa previa, en FP, de los Ciclos de Grado Medio. La edad del alumnado varía, y suele oscilar entre 15 y 17 años.

Durante años he ido intercalando grupos de FPB con grupos de Cocina y Gastronomía (grado medio) y Dirección de cocina (grado superior), y este curso soy tutor de un grupo de 1ºFPB.

Hace tiempo que quería dejar por escrito algunas reflexiones sobre mi experiencia docente en esta etapa educativa, y qué mejor momento que una vez finalizado el curso:

  • El perfil del alumnado es diverso, pero con un denominador común, centrado en un número elevado de suspensos, así como repeticiones de curso en primaria o en los primeros cursos de Secundaria.
  • Los ciclos de FPB de Cocina y Restauración donde imparto docencia suelen estar ubicados en Institutos de Educación Secundaria y, en menor medida, en Centros Integrados de FP. Por tanto, una porcentaje elevado de alumnos/as procede del mismo centro de Secundaria donde estaba cursando ESO.
  • Tienen fama de ser grupos «complicados», pero el concepto «complicado» es muy relativo. En bastantes ocasiones, esa complicación se soluciona con mano izquierda y autoridad (ganada, no exigida) ante el grupo.
  • Los primeros dos meses de curso son claves, ya que es ahí donde se definen las interacciones y los roles que condicionarán el resto del curso. En este sentido, el tutor/a juega un papel clave para identificar posibles problemas dentro del grupo, aplicando las medidas que considere oportunas, junto al equipo docente y orientación.
  • La autoridad del profesor/a y, especialmente, la del tutor/a, es un elemento clave para el buen funcionamiento del grupo a lo largo del curso. Considero que la implicación, el predicar con el ejemplo, el cumplimiento de lo que se dice que se va a hacer, y la aplicación de medidas disciplinarias en momentos puntuales, son aspectos fundamentales a tener en cuenta.
  • Es un ciclo donde la parte «teórica» recae, principalmente, en los ámbitos (lingüístico y científico), y la parte más práctica en el día a día de taller de cocina (1er curso) o de Servicios (2º curso). Aquí se añaden otros módulos, como Atención al cliente, Fol, etc.
  • La colaboración entre los miembros del equipo docente es muy importante. La incorporación de retos/proyectos que incluyan varios módulos puede resultar de mucha utilidad. La cocina se presta a ello (redacción de recetas, cálculo de cantidades, porcentajes, evaluación de riesgos laborales en cocina, etc).
  • Todo lo que se pueda convertir en una actividad «manipulativa», mejor que mejor. Las prácticas en cocina son de gran ayuda en este sentido, ya que el alumno/a aprende de manera muy práctica, y observa su propio proceso de aprendizaje a lo largo del curso.
  • La dotación y las instalaciones de taller, así como las posibilidades de que el alumnado realice diversas elaboraciones de cocina y de servicios durante los días de taller deben ser tenidas muy en cuenta a nivel de centro. Al alumnado se le deben de facilitar los medios para que, en el taller de cocina o de sala, pueda practicar y alcanzar los resultados de aprendizaje definidos para cada uno de los módulos.
  • La falta de hábito y de técnica de estudio son dos carencias importantes sobre las que hay que trabajar desde el inicio de curso.
  • La comunicación constante con las familias (son menores de edad) es uno de los aspectos más relevantes. La casuística familiar de cada alumno/a es muy variada, y su comportamiento en el aula está condicionado, no pocas veces, por todo lo que rodea su día a día en casa y su entorno social. Intentar comprender ese contexto amplía la perspectiva de análisis de numerosas situaciones que se presentan a lo largo del curso.
  • Durante este tiempo he observado que son las madres, en su inmensa mayoría, las que realizan el seguimiento académica del alumno/a. También he podido comprobar que, por desgracia, hay alumnos/as que no tienen ningún apoyo, ni académico ni emocional, en casa.
  • Derivado del punto anterior, destacar la enorme importancia de la figura del orientador/a en el centro. Tiene una formación específica y una experiencia que es de enorme utilidad para tratar con el alumnado de esta etapa formativa. Como tutor, he aprendido mucho de este trabajo conjunto con Orientación (Mª José, Susana..), por lo que considero que debe de ser tenido muy en cuenta.
  • La inclusión, a través de la normativa definida por la Administración, y en colaboración con el departamento de Orientación, debe de contemplarse de manera transversal en los diversos módulos que conforman el ciclo.
  • Los grupos de FPB, a nivel de centro y de profesorado, no deberían de ser considerados como grupos «conflictivos», al margen del resto de grupos de ESO y Bachillerato, o alumnado con menor valía. Suele ser un grupo reducido de alumnos/as quienes proyectan esa imagen del conjunto, no representando la realidad de los diversos grupos en cuanto a actitud, comportamiento y predisposición al aprendizaje.
  • Los conflictos y las situaciones complejas se van a producir sí o sí. Ante esta evidencia, yo opto por intentar ver posibles soluciones, en ocasiones junto al orientador/a o el Jefe/a de estudios, sin necesidad de entrar en la dinámica de los partes. Las estrategias de mediación, la tutoría entre iguales o el compromiso expreso de familia y alumno/a para modificar según qué comportamientos pueden ofrecer soluciones positivas.
  • Conocer cuáles son las motivaciones del alumno/a, así como sus gustos y preferencias sobre temas diversos, ayuda a conectar con el grupo. El buen humor también, aunque no siempre es posible mantenerlo ante determinadas situaciones que se presentan en el aula.
  •  El desarrollo académico y actitudinal del alumnado en ESO, previo a su incorporación a un ciclo de FPB, no debería de condicionar la imagen que de ellos/as pudiera tener el profesorado que les impartió clase en Secundaria. Las personas cambian, maduran, evolucionan, y eso debería de ser tenido en cuenta, antes de dar por «perdido» a un alumno/a.
  • Si no consigues hacerte con el grupo al inicio de curso tienes un problema importante. El alumno/a que presenta problemas de comportamiento en el aula sabe, de manera clara, cómo irritar al profesor/a. Comparte la situación con compañeros, orientador/a, Jefatura de estudios, e intenta dar solución lo antes posible, por el bien tuyo y del grupo en su conjunto.
  • Atajar, o reducir al máximo el absentismo, es uno de los principales objetivos que me planteo al inicio de cada curso. Mucha reunión y comunicación con familias, tutorías individuales y de grupo, etc. No siempre da resultado, pero ayuda en gran medida.
  • El profesorado que conozco, que imparte formación en FPB, tienen una claro interés por su grupo de alumnos/as, tanto desde una perspectiva académica como educacional. Los malos resultados académicos suelen ir precedidos de múltiples problemas fuera del centro, y el apoyo externo no siempre existe.

En ocasiones, compañeros/as docentes me preguntan que por qué elijo, según cursos, dar clase a grupos de FPB, en vez de ciclos de grado medio o superior. La respuesta, para mí, es evidente. Son grupos donde sabes que, pese a su dificultad, vas a contribuir a que alumnos/as que están a un paso de dejar sus estudios se replanteen su situación y, a través de su propio esfuerzo, acaben estando en disposición de obtener el graduado en secundaria, paso previo a la realización de un ciclo de grado medio. Desde esa perspectiva, más «social», los grupos de FPB son todo un reto, y en esas estamos.

FORMACIÓN PROFESIONAL EN HOSTELERÍA

De un tiempo a esta parte, algunos escritores/as del ámbito gastronómico, como Fernando Huidobro , Jorge Guitián o Claudia González , están publicando artículos y podcast dedicados a reflexionar sobre la formación en hostelería, tanto en Formación Profesional (FP) como en Grados en Ciencias Gastronómicas.

Lo anterior es novedoso, por la falta de referencias previas en este sentido, especialmente si consideramos que se menciona la formación pública en Escuelas de hostelería, así como los Grados en Ciencias Gastronómicas.

Para intentar contextualizar de qué hablamos al referenciar la formación profesional en hostelería, cabría diferenciar dos ámbitos, que no son excluyentes. Me estoy refiriendo, por un lado, a la formación profesional (FP) de carácter público y, por otro, a la formación profesional desarrollada en centro privados y/o concertados. Me centraré, por experiencia propia, en el análisis de la formación que se lleva a cabo en la red pública de FP, dependiente del Ministerio de Educación , y articulada a través de las Consejerías de Educación de cada CCAA.

Actualmente, cabría diferenciar entre los estudios de Formación Profesional (2 años grado medio + 2 años grado superior) y los estudios universitarios (Grado en Ciencias Gastronómicas, 4 años).

Un alumno que inicie su formación en un Ciclo Formativo de Grado Medio (CFGM) podría obtener el Grado en Ciencias Gastronómicas pasados un total de 8 cursos académicos, algo que no es habitual pero sí posible.

Partiendo de un breve análisis histórico, señalar que hasta finales de la década de los 90 los estudios de FP abarcaban FP1 (2 años) + FP2 (3 años), y la titulación obtenida era la de Técnico Especialista en Hostelería (con la especialidad en cocina, en servicios o en administración). El acceso de FP1 a FP2 era directo, sin prueba de acceso, siempre que hubieras superado todas las asignaturas de 2º curso, lo que daba lugar en 3º a un grupo-clase formado, en su mayor parte, por estudiantes de hostelería de FP1, mas un grupo reducido de estudiantes procedentes de bachillerato o de universidad.

Otro aspecto a destacar de la antigua FP era la diversidad de asignaturas que se estudiaban, no siempre vinculadas con la especialidad de cocina, de servicios o de administración. Lo de la especialidad es otro aspecto a señalar, ya que dependiendo de tu elección, centrabas la mayor parte de tu formación en esa especialidad, a la vez que complementabas la formación con horas asignadas al resto de especialidades. Lo anterior daba lugar a que un futuro cocinero tuviera contacto directo con sala y administración, y viceversa, algo fundamental para comprender los diversos ámbitos de trabajo presentes en cualquier empresa de restauración.

La evolución fue paulatina, y no fueron pocos los estudiantes de aquella época que tuvieron que trasladarse a Madrid (Escuela Superior de Hostelería y Turismo de Madrid) para poder cursar FP2, debido a que en numerosas escuelas de hostelería todavía no estaba implantado el segundo ciclo (FP2)

Con el cambio de ley educativa desapareció FP1 y FP2 (5 cursos en total), dando lugar a los Ciclos Formativos de Grado Medio (CFGM, 2 años), Ciclos Formativos de Grado Superior (CFGS, 2 años), y programas previos al CFGM, que han ido variando su nombre hasta la actual Formación Profesional Básica (FPB, 2 años de duración). Con el cambio se fue ampliando la red pública de centros donde se impartía dicha formación, dotando de instalaciones de Cocina y de Servicios a numerosos Institutos de Educación Secundaria (IES), que actualmente conviven con los Centros Integrados Públicos de Formación Profesional (CIPFP) de cada CCAA, en número muy inferior al de los IES, debido a sus propias características.

El siguiente paso, que justo se inicia ahora, es el de la implantación de la nueva Ley orgánica 03/2022 , de 31 de marzo, de ordenación e integración de la Formación Profesional (Ley). Esta ley representa un cambio sustancial en la Formación Profesional, tal y como se podrá observar a lo largo de los próximos años.

Si nos centramos en FP, los estudios de Cocina y de Restauración forman parte de la familia profesional de Hostelería y Turismo. En la Comunidad Valenciana se pueden consultar los diversos ciclos, horarios, currículo y centros de impartición en el siguiente enlace (Dosier de Ciclos de FP en la CV). El CFGM Cocina y Gastronomía se puede estudiar en un total de 17 centros formativos (enlace), lo que muestra la extensa red de centros públicos (IES y CIPFP) dotados para la impartición de estas enseñanzas.

El contenido de las enseñanzas de FPB, CFGM y CFGS de cocina se estructura en módulos (asignaturas), y viene determinado por el currículo de cada CCAA. En la Comunidad Valenciana, la distribución de módulos y horas es la siguiente:

  • Formación Profesional Básica (Cocina y Restauración) enlace
  • Ciclo Formativo de Grado Medio (Cocina y Gastronomía) enlace
  • Ciclo Formativo de Grado Superior (Dirección de Cocina) enlace

Tanto en los grados medios como en los superiores se imparte una gran variedad de módulos, y esto es algo que pasa desapercibido en el sector, tanto profesional como de medios de comunicación, que asocian la formación, casi en exclusiva, a contenido culinario. Por poner algunos ejemplos, en el Ciclo de Dirección de Cocina de la CV se imparte formación asociada a módulos como:

  • Gestión de la Calidad y Seguridad e Higiene (96h)
  • Formación y Orientación Laboral (96h)
  • Inglés (en los dos cursos, 96h+40h)
  • Gestión de la producción en cocina (160h)
  • Gastronomía y Nutrición (60h)
  • Recursos humanos y dirección de equipos en restauración (60h)
  • Gestión administrativa y comercial en restauración (60h)
  • Empresa e iniciativa emprendedora (60)
  • Proyecto de dirección de cocina (previo a la finalización del ciclo) 40h

Con respecto a la Formación en Centros de Trabajo (FCT,s), el alumno/a realiza un total de 400h (de 2000) en el Ciclo de Dirección de Cocina, y 380h (de 2000) en el Ciclo de Cocina y Gastronomía.

Esta formación se complementa con diversos programas Erasmus +, en sus diversas modalidades, con una dotación económica cada vez mayor, lo que permite al alumnado realizar estancias formativas en numerosos países, y al profesorado hacer estancias en empresas y centros formativos del extranjero.

Por último, e intentando contribuir a la reflexión y al intercambio de opiniones, incorporo algunas observaciones y matices que considero de interés, derivadas de diversos artículos que se han ido publicando:

  • La FP pública no tiene que «competir» con la privada o, por lo menos, no en la medida en que lo hacen las empresas privadas entre sí. El contexto de cada una de ellas es diferente, y en la colaboración entre ambas creo que puede estar la clave.
  • Los docentes de la red pública de FP se actualizan permanentemente, unos más y otros menos. Existe un servicio específico de formación del profesorado (CEFIRE FP en la CV), estancias formativas para profesorado en empresas (enlace), y un sinfín de medios en la red para llevar a cabo dicha formación. Docentes actualizados son la mayoría, pero los docentes no están, en su día a día, en una empresa, de ahí que la colaboración con el sector, y las estancias formativas en empresa por parte del profesorado, sean tan necesarias. El caso de docentes que no se actualizan, o con escasa experiencia laboral, también existe, y es algo que no debería de suceder. Esos casos no deberían extrapolarse al conjunto de docentes, ya que no responde a la realidad de la formación diaria en las escuelas de hostelería.
  • La existencia de centros de hostelería en cada comarca es algo discutible, ya que no siempre son necesarios si consideremos la demanda existente. Lo que sí se está iniciando es el ajuste entre las necesidades específicas de cada comarca, la demanda existente y las características del tejido empresarial de la misma, atendiendo a estudios previos. En unas comarcas se demanda un determinado perfil profesional y, si no existe oferta, se puede llegar a crear el Ciclo formativo que dé respuesta a la misma.
  • Sobre la necesidad de retener «talento docente», no me cabe la menor duda de que en los ciclos vinculados a cocina y a servicios desarrollan su trabajo docentes con una larga experiencia laboral en el sector, en muchos casos en empresas de primer nivel. Las condiciones laborales que ofrece la administración pública en el ámbito docente son el principal aliciente para esa retención. Los procesos de selección de personal en la empresa privada son diferentes a los de la administración pública. Por tanto, las estrategias de retención del talento se dan en la empresa privada. A pesar de ello, muy buenos profesionales docentes trabajan en la red pública de FP.
  • El efecto lobby es relativo. En todas las Escuelas de hostelería hay una extensa red de convenios con empresas del sector, que colaboran en la Formación en Centros de Trabajo (FCT,s) al mismo nivel que en la escuela privada. Restaurantes como Diverxo, Arzak, Camarena, Berasategui, Akelarre, y tanto otros, reciben alumnado de escuelas públicas todos los años. El acceso a otra tipología de empresas está igual de presente (colegios, residencias, hospitales, catering, cocinas centrales, etc). La implicación de los profesionales de primer nivel del sector (no solo referido a alta cocina) en la red de escuelas públicas de cada comunidad, al mismo nivel que lo hacen con el resto de escuelas privadas de primer nivel, creo que sería un punto importante a tener en cuenta y sobre el que trabajar. Esa colaboración sí que resultaría de especial interés para la formación del alumnado (talleres, ponencias, proyectos conjuntos con profesorado de FP, etc).
  • Los centros formativos sí aportan experiencia laboral, a través de la Formación en Centros de Trabajo (400h grado superior, 360h grado medio). Lo que aportan el resto de horas en las que el alumno/a no está en la empresa es formación académica vinculada al sector. Es habitual que cada grupo realice un día de preelaboración y otro día de elaboración y servicio directo a personas que degustan lo que ha preparado el alumnado. Son servicios bastante reales, entendidos dentro de un entorno académico, con lo que ello conlleva de diferente con respecto a un servicio en un restaurante externo. Es en la empresa donde las competencias desarrolladas en el ciclo, a través de la experiencia laboral, darán su fruto.
  • En los Ciclos de FP no se hacen Stage, sí se realiza Formación en Centros de Trabajo (FCT,s) en el último tramo del segundo curso de cada ciclo, o divididas entre los 2 cursos académicos. Por tanto, la problemática de los Stagier no se da en los centros de formación, y sí cuando el profesional ya desempeña su trabajo en empresa tras la finalización de sus estudios.
  • Con respecto a los idiomas, todos los ciclos incorporan inglés durante los dos cursos académicos, y el alumnado tiene la posibilidad de participar en Erasmus+ y viajar al extranjero. Lo que no existía, y es algo que ahora se está implantando, es la impartición de determinados módulos en inglés. Éste sí que es un elemento diferencial con respecto a determinados centros formativos privados y/o concertados donde el inglés se emplea en el día a día de las clases.
  • Formación en el ámbito laboral (contratos, cotizaciones, prevención de riesgos laborales, orientación laboral, etc) está presente en el módulo de Fol, para todos los ciclos de hostelería. Las/los docentes que imparten dicho módulo están más que preparados (enlace).
  • Por último, y relacionado con los recursos disponibles en las Escuelas de hostelería de la red pública, cabría matizar a qué tipo de recursos nos referimos. Si es a la dotación de maquinaria, de un tiempo a esta parte se está renovando parte de la misma, pero sin duda es insuficiente si consideramos el desgaste que sufren en el día a día. Su mantenimiento y cuidado es fundamental. Si nos referimos a la adquisición de materias primas, con una buena gestión se puede acceder a un número considerable de productos, quedando excluidos, salvo para ocasiones muy puntuales, algunos ingredientes cuyo precio es muy elevado, Si nos referimos al número de alumnos/as por aula, aquí sí que que se podría avanzar de manera clara. El número de alumnos es elevado, lo que reduce las posibilidades de una mayor personalización de la formación.

Como se puede observar, la formación en los ciclos de FP vinculados con cocina y con servicios de restauración es multidisciplinar, y no se limita a módulos específicos de preelaboración culinaria, técnicas y procesos culinarios o pastelería.

La FP de hostelería siempre ha estado considerada como una opción para aquellos alumnos/as con dificultades académicas en secundaria, o que no querían seguir estudiando bachillerato. Esto está cambiando, al igual que sucede para la FP en su conjunto, y coincido con Jorge en que España es un país que se juega mucho en la formación de sus futuros profesionales. En 2018 fue el 2º país del mundo que más turistas recibió, lo que da una idea de las relevancia del sector, en ocasiones denostado sin considerar lo mucho que aporta a la economía nacional. La mejora en la dotación de recursos, especialmente dirigidos a la red pública de FP, que tantos estudiantes forma cada curso, sería un claro objetivo a conseguir. Confiemos en que las cosas cambien a corto plazo, desechándo la idea de que, «si no vales para estudiar», lo mejor es que te matricules en FP.

Por último, y si esto es así, ¿qué diferencia a los Ciclos de FP de cocina y de servicios con el Grado en Ciencias Gastronómicas?. Intentaré responder a la pregunta en el siguiente Post.